lunes, 10 de noviembre de 2014

Traiccion Inesperada: CAPITULO 4 EL REGRESO




Capítulo 4: El Regreso


Jaejoong se estiró sobre las sábanas,  cuando los primeros rayos de luz entraban por su ventana, se encontraba solo en su cama y no pudo evitar sentir un ligero pinchado de desilusión, aunque no tardó en aflorar a sus labios una sonrisa traviesa y cargada de satisfacción.

Los recuerdos de la noche pasada aún permanecían frescos en su memoria y al recordarlos, un ligero rubor tiñó sus mejillas.
¿Quién le hubiera dicho a el que el estirado, serio y estricto Yunho Jung iba a ser un hombre tan apasionado?.....Jamás lo habría imaginado, pero así era y ahora era su esposo, la sonrisa se ensanchó en su boca al pensar en todas las noches que estaban por venir, y un hormigueo  se extendió por sus entrañas.

Saltó de la cama antes de que sus pensamientos lo trastornaran más de lo que ya estaba y comenzó a asearse.
No sabía que planes tendría su esposo y si cumpliría su promesa de salir a cabalgar con el, pero por el momento necesitaba saber donde estaba su esposo.

Bajó las escaleras tarareando la melodía de una cancioncilla popular mientras dirigía sus pasos hacia el comedor.
La escena que se encontró lo hizo enmudecer a la vez que sus ojos se abrían, enormes, por la sorpresa.

-Mamá... ¿qué haces aquí? ¿Ha sucedido algo? -preguntó con recelo acercándose a  su mama, a la vez que lanzaba miradas preocupadas hacia Yunho.
La sonrisa que mostraron ambos lo descolocó un poco.

-No hijo, no ha sucedido nada –lo tranquilizó su madre- tan solo he venido a pasar unos días, para hacerte compañía mientras te habitúas a tu nuevo hogar.

Jaejoong elevó las cejas y miró a Yunho de forma interrogante.
Él tan solo se encogió de hombros restándole importancia a la vez que decía:

-Me pediste que la invitara y lo hice.

-Sí, fue muy amable de su parte -continuó su mama, aunque su hijo no la miraba a ella, sino que continuaba observando a Yunho ¿cuánto más lo iba a sorprender aquel hombre?- Hubiera venido ayer como habíamos quedado, pero un problemilla de última hora me lo impidió, teniendo que retrasar mi visita hasta esta mañana.

jaejoong  no escuchó la explicación de su madre. Había tomado asiento de forma mecánica y observaba la taza que el empleado acababa de colocar ante el, llena de humeante chocolate.
Lo había complacido, el día de su matrimonio le había pedido que invitara a su madre y él lo había hecho, por darle el gusto. Seguramente eso había sido lo que había ido a hablar con Don Tae cuando lo fue a buscar a su casa. El había estado dispuesto a pensar lo peor de él y estaba descubriendo que era un hombre maravilloso, además de apasionado, y sobre todo  de palabra.

Se mordió el labio inferior, después de todo parecía que se había equivocado del todo al prejuzgar a su esposo. ¿Habría más sorpresas agradables sobre su esposo y su carácter? Esperaba que sí, porque aunque le costaba reconocerlo, comenzaba a gustarle lo que había descubierto hasta el momento.

-No pareces muy ilusionado con la visita de tu madre, jaejoong .-apuntó yunho  un tanto decepcionado.

-¡Oh! disculpadme .-se excusó a la vez que dejaba aflorar una sonrisa estupenda que le iluminó el rostro y a yunho  le calentó el pecho- Realmente me parece maravilloso que mamá pueda acompañarme durante unos días -añadió dirigiendo su mirada hacia su mama- ¡Gracias! -dijo volviendo a mirarlo a él.

El calor que se había instalado en su pecho con la sonrisa de jaejoong, se extendió por el resto del cuerpo al contemplar la mirada de su esposo cargada de agradecimiento.
Se limitó a asentir y con dificultad apartó la mirada, carraspeó y apartando el plato que tenía ante él se puso en pie.

-Tengo asuntos que atender, si me disculpan -lo que menos le apetecía en esos momentos era irse, pero si continuaba en el salón y su esposo seguía mirándolo de aquella manera, terminaría siendo más que evidente el deseo que sentía por dentro y que ya comenzaba a manifestarse de forma demasiado evidente- nos vemos a la hora del almuerzo.
jaejoong asintió y casi al instante lo vio desaparecer de la estancia.

-¿Te encuentras bien? Te noto extraño -preguntó jiyool  a su hijo una vez se quedaron solos- ¿Va todo bien entre yunho y tú?

-Todo lo bien que se podía esperar.
La respuesta de su hijo no la sacó de dudas, pero conociéndolo como lo conocía, no podía significar que las cosas fueran mal, las miradas que habían cruzado entre ellos, al menos, así se lo hicieron ver.
Con una ligera sonrisa de satisfacción en los labios, se llevó la taza hasta ellos y disfrutó del suculento y sabroso te.
Tenía que admitir que por una vez en la vida, las acciones de Tae no habían sido un error.

Los días que siguieron sirvieron para encadenar aún más el corazón de yunho  al de jaejoong. Verlo con su madre, sonriendo constantemente, actuando con naturalidad, absolutamente desinhibido…., era un auténtico regalo para sus sentidos. Por primera vez jaejoong asumió de pleno su papel de anfitriona y yunho no pudo por menos que admirar su desenvoltura y saber que  día tras día se iba enamorando más y más de su esposo, que parecía haberse despojado de toda su hostilidad.

A pesar de lo mucho que le costaba, yunho trataba de mantenerse al margen de la relación entre madre e hijo sabiendo que la visita de doña Jiyool pronto llegaría a su fin y queriendo que Jaejoong disfrutara de ella lo máximo posible, pero las noches… ¡ah! Las noches eran para él, para asediar sus sentidos, para adorarlo con sus manos, con sus labios, con su alma entera y decirle a gritos con su cuerpo lo que no se atrevía a decirle con palabras: que lo amaba con una intensidad que a veces lograba asustarlo. Y que Dios se apiadase de él, a veces podía soñar con que el le correspondía de la misma manera pues lo recibía con el mismo anhelo que a él lo animaba y se entregaba a él sin guardarse nada.

Tres semanas después de su boda Yunho se sentía dispuesto a afirmar que su felicidad era absoluta. Pero no todo podía durar para siempre la llegada de alguien más en una tarde de  sol,  daría inicio a miles de malentendidos y de una traición que romperá el corazón de ambos amantes.
Asi que en una tarde  cuando se dirigía hacia la casa dispuesto a tomar un baño, pues llevaba todo el día asistiendo a Tormenta, una yegua que acababa de parir, y sentía muchos deseos de mostrar al potrillo recién nacido a  Jaejoong  ya que sabía que esto lo   aria inmensamente feliz.
Ya que después de la partida de su madre, se quedó un poco triste y le había hecho prometer que regresaría pronto, aunque su suegra  lo había mirado con resignación y había murmurado:

- Volveré en cuanto pueda, ya sabes cómo es él….

Yunho  se había olvidado de preguntar a su esposo qué había querido decir su suegra con ese comentario tan enigmático y se dijo a si mismo mientras entraba en la casa que en cuanto se aseara sacaría el tema.

Se disponía a subir los amplios escalones de madera que llevaban a sus aposentos cuando unas voces susurrantes llamaron su atención. Se quedó quieto tratando de localizar el lugar del que procedía el sonido y diciéndose a sí mismo que sin duda se trataba de dos criados murmurando, pero una inquietud pesada como una losa se había instalado en su pecho. Sin pensarlo se dirigió al saloncito y empujó la puerta, que se encontraba entreabierta.

Jaejoong  permanecía sentado y frente a el  Yoo. Los dos se cogían de las manos y su esposo escuchaba, con expresión angustiada, las encendidas palabras que su hermano pronunciaba.
Una mano, helada como el hielo, pareció estrujar su corazón, yunho sabia muy bien que jaejoong amaba a su hermano, no estaba seguro que el aun lo amara, pero crei que durante este tiempo pudo lograr que lo ame pero aun asi el miedo siempre estaba presente.

- ¡Vaya, vaya! ¡Bienvenido hermanito! ¡Qué grata sorpresa!
Jaejoong  apartó rápidamente las manos de Yoo  mientras Yunho lo saludaba con una frialdad abrumadora.

Volver a ver al hermano de Yunho  lo  había llenado de dicha aunque  algunas preguntas surgieron ¿Qué problema tendría el joven para pedirle  ayuda económicamente? ¿Y porque le había hecho prometer que no le contaría nada a yunho?
Su madre  le  había aconsejado que una buen esposo no debiera ocultar nada a su marido ¿pero si era su mejor amigo quien solicitaba su ayuda?

-¿te importaría jaejoong?.- el mencionado  levantó la cabeza al escuchar su nombre, yunho lo observaba expectante.

-Perdona, no estaba prestando atención.-dijo jae

-¿podrías hacer que nos sirvieran un café? – repitió yunho despojándose los guantes de piel oscura.


-Claro – asintió – Yoo, te quedaras ¿verdad? Puedo avisar a Siwon…

-No Jaejoong. No voy a quedarme aquí – respondió con los ojos clavados en yunho – de momento me estoy alojando en Millians.

-Pero ¿Por qué no te quedas aquí?

-Mi amor, ha dicho que no y es suficiente. Yoo, pasemos al estudio, creo que tenemos alguna conversación pendiente.

jaejoong  asintió con el ceño fruncido y salió hacia las cocinas para dar la orden.
Podría entregar algo de dinero a Yoo con la asignación que Yunho  tenia destinada para el. El joven había prometido devolvérselo en breve y a lo mejor su esposo no se enteraba. ¿Podría molestarse por ayudar a su hermano?

Con decisión subió al dormitorio y recogió una pequeña bolsita de piel donde guardaba una generosa suma de dinero. Yunho en ese aspecto también se portaba muy bien con e con su capital podía hacer lo que quería ¿no?
Aprovecharía algún descuido de yunho para entregarle el monedero a Yoo y le haría prometer que la contaría en que dificultad se hallaba.
Con una sonrisa entró en el estudio pero se paró en seco cuando ambos hombres comenzaron a gritar.

-¡No necesito de tu caridad! ¡No necesito nada de ti! – Decía yoo con el rostro rojo de ira- y tampoco puedes impedirme que venga por aquí.

-En ningún momento te he prohibido la entrada – rugió Yunho con un brillo furioso en sus ojos negros. Su mirada se cruzó con la de Jaejoong  y el marqués pareció relajarse .

-¿ocurre algo? – preguntó el tratando de averiguar. Entendía que yunho  estuviese preocupado por su hermano, el también lo estaba. yoo había actuado muy mal al marcharse el día de la ceremonia.

-No pasa nada jaejoong . – Contestó  yoo soltando una risa cargada de cinismo – Todas nuestras conversaciones son así desde siempre. Mi hermano cree que puede seguir pensando por mí.

-Me siento en la obligación de protegerte – respondió el otro con los dientes apretados. No quería discutir delante de  jaejoong , no quería que lo volviera a ver como un ogro malhumorado y resentido.

-¡Pues deja de tratarme como si tuviera diez años! – escupió yoo saliendo del despacho ante la atónita mirada de  jaejoong.
el  joven observó a su esposo con el ceño fruncido y posteriormente corrió detrás de yoo alcanzándolo en la puerta.

-¿tienes eso, cuñado?

-Sí, toma – El le tendió la pesada bolsita discretamente y yoo lo valoró en el peso.

-Te lo devolveré.

-¿no estarás metido en un lio, verdad?

-No puedo decirte nada – le dijo guardándose el monedero en el bolsillo de la chaqueta y mirando algún punto tras el.
jaejoong se volvió, yunho los observaba desde  la puerta.
-Mantennos informados, por favor – le susurró a modo de despedida.
Yoo asintió dando la vuelta a su montura y desapareció por el camino.

-¿ha pasado algo, Yunho? – le preguntó el  acercándose al hombre. - ¿te ha dicho algo?

-¿Por qué? ¿Me tenía que haber dicho algo? – respondió secamente.
jaejoong  se envaró ante aquel tono de voz frio y cortante.


-Solo te he preguntado pero ya veo que es imposible hablar contigo cuando estas así – se recogió las faldas cuando terminó de subir los pocos escalones que lo separaban de él.


-Pues entonces es mejor que no lo hagas.
jaejoong  pasó junto a él sintiendo como su enojo crecía por momentos. Yunho no era un hombre que daba malas contestaciones sin embargo el genio le cegaba obnubilando sus sentidos e jaejoong  no estaba dispuesto a enredarse en ninguna disputa.

yoo  espoleó al caballo con la intención de alejarse cuanto antes de las tierras de su hermano. Tan solo hacía unos días que se había ido y ya había tenido que regresar, pensó enfurecido.
La asignación que yunho  le pasaba no era suficiente para llevar la vida acomodada que había tenido hasta entonces. Había pensado que sí lo sería, ya que jamás había tenido problemas de solvencia, pero claro, jamás había tenido que preocuparse por pagar nada que no fueran sus caprichos, de lo demás se hacía cargo Yunho. Pero ahora era él el que tenía que afrontar aquellos gastos y comenzaba a arrepentirse de haber abandonado la seguridad y la comodidad de su hogar. ¿Qué importaba si su hermano se había casado con jaejoong? Eso parecía un mal menor al lado de las penurias a las que se enfrentaba en esos momentos. ¿Qué haría cuando el dinero prestado por jaejoong  se le terminara de nuevo?
Apretó la mandíbula y azuzó al caballo, instándolo a ganar velocidad.
Tenía que encontrar una solución y pronto.
Trabajar estaba descartado, el no había nacido para eso, el simple hecho de pensarlo le hacía sufrir mareos.
El enojo que se había apoderado de él cuando se enfrentó a yunho, se estaba transformando en frustración a pasos agigantados. Estaba claro que por sí mismo no lograría sobrevivir con un mínimo de comodidades y lujos, a los que estaba acostumbrado y a los que no estaba dispuesto a renunciar.

Detuvo la alocada carrera y dejó que el rocín fuera al paso. Si no encontraba una respuesta a sus problemas, pronto estaría desesperado.
Sabía que podía contar con jaejoong, pero no era una solución a largo plazo. Pedírselo a yunho  directamente estaba descartado, su orgullo le impedía rebajarse de esa manera, alzó el mentón para convencerse a sí mismo de que así era. Además, pedirle el dinero a su hermano, supondría tener que aguantar la cantinela de siempre sobre sus costumbres y su falta de iniciativa y de interés por el trabajo, resopló de solo pensarlo.


yunho  no se daba cuenta de que con uno que trabajara de los dos era suficiente y puesto que a él se le daba bien, le gustaba y además era el marqués, para que intentar esforzarse con algo que odiaba sobre todas las cosas.

No pudo evitar recordar con nostalgia lo agradable que resultaba estar en su casa sin preocupaciones, sin necesidades, ni carencias. Con criados que atendían todos sus caprichos y con todo el tiempo del mundo para realizar su afición favorita... disfrutar de las cosas buenas de la vida sin preocupaciones.

Estaba claro que haberse dejado llevar por los sentimientos había sido un error. ¿Qué era el amor de un hombre  comparado con la estabilidad y el bienestar que le proporcionaba su hogar?
Tenía que solucionarlo antes de que fuera demasiado tarde, pero de forma que su orgullo no saliera perjudicado. Jamás reconocería ante nadie, y menos ante yunho, que no era capaz de valerse por sí mismo.

De pronto una luz se encendió en su cabeza y una sonrisa maquinadora curvó sus delicados labios. Su plan era peligroso, pero correría el riesgo, cualquier cosa con tal de poder recuperar su vida.
Espoleó al caballo que al instante inició el galope, esperó, sopesó el terreno y en el momento que consideró adecuado soltó las riendas, sacó los pies de los estribos y se dejó ir.
Antes casi de darse cuenta su cuerpo caía pesadamente sobre el camino, provocándole un fuerte dolor en el brazo izquierdo.
Lo había logrado, pensó con satisfacción instantes antes de desmayarse por el intenso dolor que le atravesaba el miembro.

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Se estaba sirviendo el almuerzo en el comedor cuando se oyó alboroto en la entrada principal de la casa, seguida de gritos de mujeres y órdenes de los mozos.
Yunho y Jaejoong  se miraron en silencio. Justo cuando él se disponía a levantarse para averiguar qué estaba ocurriendo, el mayordomo entró con gesto alarmado.

- Es su hermano, señor. El señorito  Yoo  ha tenido una caída con el caballo. Lo acaban de traer, inconsciente.
El grito de jaejoong  atrajo de inmediato la atención de yunho.
 Yunho sonrio al ver los  ojos brillantes  de su esposo por las lágrimas antes de que el corriera hacia la entrada, donde probablemente se encontrara la víctima del percance.

Se sintió un estúpido. ¿Podían sentirse celos de un enfermo?
Pidió que llamaran al médico y que subieran de inmediato a Yoo  a la habitación en la que dormía desde niño, la que había abandonado tres semanas antes precipitadamente, como consecuencia del matrimonio de yunho y jaejoong.

Cuando salió a la entrada vio a jaejoong  subir las escaleras con los mozos. Tenía la mano de yoo cogida entre las suyas, y le susurraba palabras de ánimo.

Esperó diez minutos hasta que llegó el médico, y lo acompañó en silencio hasta las habitaciones del enfermo. Allí se encontraba jaejoong , como no podía ser de otra forma, pensó con fastidio yunho. No debía haberse movido de la silla de al lado de la cama, y no dejaba de sollozar. Se lo veía acongojado.

El doctor tomó el pulso al paciente, tranquilizó a la concurrencia afirmando que todo parecía estar bien, y comprobó el lamentable estado del brazo, que hubo de volver a colocar. A pesar de las peticiones del medico, jaejoong se negó a salir de la habitación, y soportó con el terrible sonido de los huesos al volver a su sitio. Dejó el médico en la mesilla de noche una botella con láudano, pero Inés la refutó.

- Hace cinco años tuvo un accidente similar.
yunho lo recordaba. Aquella tarde ambos hermanos habían discutido por la falta de iniciativa de yoo, y yunho, tras recibir una cantidad de insultos de su hermano que prefería olvidar, lo había instado a enrolarse en la marina. Menos de media hora después su hermano se había roto una pierna intentando saltar una cerca imposible con su montura.

Al parecer yoo tenía el don de romperse algo cuando su vida se torcía, pensó con malicia.

- El láudano le provocó una reacción alérgica. Los doctores le dieron opio para el dolor. –Siguió jaejoong, ajeno  a las suspicacias de su esposo.

¿Sabría jaejoong cuáles eran sus dolencias?, se preguntó yunho. Lo dudaba, y unos celos irracionales se apoderaron de él.
En cuanto pudo marcharse sin parecer descortés, bajó a la planta baja y se encerró en su biblioteca.
Maldita fuera su suerte, y malditos yoo y jaejoong.

*******************************

jaejoong  despertó con las primeras luces del alba. Algo en el dormitorio la había arrancado de los dulces brazos del sueño.
Se medió incorporó sobre la cama restregándose los ojos con una mano y descubrió a yunho terminando de ponerse una gruesa chaqueta.

-¿te marchas tan pronto? – preguntó con voz adormilada.

-Hoy recibían en seul  las semillas que faltaban. – yunho se acercó hasta el y depositó un suave beso en sus labios. Un beso demasiado corto para su gusto por eso el  levantó las manos con rapidez y entrelazó sus dedos en el oscuro cabello del hombre atrayéndole hacia su boca.

Desde que yoo  había llegado a la casa, yunho  se comportaba de manera diferente y últimamente no lo dedicaba las suficientes muestras de afecto. Cierto que jaejoong  se había preocupado bastante por el accidente y yunho  podía haberse sentido molesto, sin embargo yoo se hallaba mejor y el necesitaba salir un poco de la casa. Jaejoong  achacaba el cambio de actitud de su esposo a los numerosos problemas que tenían con las próximas cosechas. Ese año había sido de sequias y habían tenido bastantes perdidas.

- ¿quieres que te acompañe? – le preguntó con un suave ronroneo cuando él se apartó.

-kristal  pasará a recogerme de un momento a otro así te dejo el vehículo por si quieres ir a ver a tu madre.

-Ah, claro – contestó el  quedamente apartando las cobijas – eres muy amable. Gracias por pensar en mí.
yunho  lo miró con el ceño fruncido durante unos segundos. Seguramente había notado el ligero sarcasmo en la voz del  joven.

-Si quieres acompañarme no hay ningún problema – dijo él con un suspiro resignado.
jaejoong  tragó con dificultad y apartó la vista de él para que no viera la decepción en sus ojos.

-No, tienes razón. Iré a ver a mi madre.


-jaejoong , puedes venir si lo deseas. – Insistió mirándolo desde la puerta del dormitorio – te espero.

-No lo hagas – le dijo agitando la cabeza. – Olvide que tenía cosas que hacer. ¿vendrás a comer?

-No me esperes por si acaso.
jaejoong  asintió sentándose ante el tocador para cepillarse el cabello. Por el espejo vio salir a yunho cerrando la puerta tras él.
Poco tiempo después escuchó el saludo de una kristal  desde la calle y el coche alejándose.

jaejoong  lanzó el cepillo cegado por la furia y la mala suerte quiso que se estrellara contra uno de los tres espejos que adornaban el mueble.

Una multitud de cristales volaron por doquier con la fuerza de un proyectil e jaejoong  trató de detenerlos con las palmas de las manos abiertas. Fue un milagro que ninguno le diera de lleno en el rostro, sin embargo se asustó cuando vio las manos y los brazos ensangrentados y rompió a llorar.
No lloraba por las heridas que escocían con intensidad, ni por la sangre, ni por el hecho de que yunho se hubiera marchado sin el. Lo hacía porque se había marchado con la otra. Porque no podía evitar sentir celos cada vez que sabía que se reunían, porque no podía apartar de su imaginación la falsa traición de su esposo. No soportaba verlos juntos compartiendo bromas que el no podía entender.

Lloraba porque en algunos momentos sentía que amaba al hombre más que así mismo y en otros lo odiaba por su estricto comportamiento, por su estirada educación y por la forma en que miraba a kristal.
su madre   la había dicho que el matrimonio era así. Los hombres engañaban a sus esposas mientras ellas debían callar y aguantar con estoicismo los comentarios, pero jaejoong  no era igual que los otros hombre o mujeres, el no quería que su matrimonio fuera así.




Hola chicas volviendo con este fic espero les guste, aaaaaa recuerdo que puse muchas cosas en clave para que me acordara donde lo deje asi que si ven nombre o algo jajaja no es parte de la historia solo que   creo que se me pudo escapar jajajaja.

9 comentarios:

  1. awwww pense que ya no lo continuarias pero que bueno que si me encanta este fic.....amo ver como se ponen celosos >< waaa ese yoo les traera muchos problemas u_u y si yunho no aclara lo de crital JJ habra muchos mas malos entendidos..... esperare el sig cap con ansias muchas gracias!!

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  2. pobre jae esta que muere de celos pero el también hizo que yunho hirviera de celos al correr a el lado de yoo cuando este llego herido
    pero que maldito flojo y vaquetón resulto este yoo si que a jae le fue mucho mejor el matrimonio con yunho
    pues el aparte de ser terriblemente hermoso es trabajador y muy responsable no como el hermano incomodo y flojonazo de yoo
    GRACIAS por compartir estaré esperando por mas que los dejaste muy interesante por fis no tardes si

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  3. este yoo quiere la vida facil y solo malgastar la plata.............ay jae por los celos terminaste herido pero ya sabes lo q sintio yunho cuando te vio asi mismo hay a lado de yoo......ambos se matan de celos xd

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  4. Wiiiii Por fin Jae se entera que esta locamente enamorado de Yunho
    No sabia que los celos tambien son buenos haha XD

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  5. ya apareció el que faltaba a hacer la vida imposible al yunjae
    se avecinan más problemas para estos recién casados.
    deberían hablar con sinceridad y así despejarían dudas. pero si eso pasa ,la historia terminaría pronto , no?? jajj
    gracias por el capítulo

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  6. Con. Lo de su hermano de yunho todo se complica… esperemos jae pueda confesarle sus sentimientos reales a yunhooo

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  7. Yoo es un vago que trabaje ..solo llego para arruinar la poca felicidad del Yunjae e.e
    espero que Yunho y Jae se den cuenta que se aman y no esperar a que sea demasiado tarde

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  8. Estas tan enamorado Jaejoong bueno. ualquiera puede sentir celos pero tienes que confiar en Yunho te ama y espero que te lo diga pero bueno ...... La llega del hermano traer mas conflictos por vago e inmaduro espero que lo puedan llevar y se confiencen sus sentimientos

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  9. Ambos se mueren de celos el uno por el otro, espero que de eso no se aprovechen Kristal y Yoo, que aclaren los malos entendidos porque nada más los hace sufrir.
    Gracias

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